
Heridas que sangran en tus manos
como el agua de río que llega al mar,
pues es mi destino morir en tus brazos
príncipe azul que siempre voy a amar.
Amo la mirada con que me observas,
pues hay ilusión de verdad,
sé que piensas en un futuro
donde reinará nuestra felicidad.
Yo vestida de emociones
en nubes blancas de algodón,
viajaré al sacramento
donde Dios decidió nuestra unión.
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